lunes, 9 de abril de 2012

Dinamismo vital

Lo difícil es el dinamismo, la fuerza de revoluciones, los movimientos de la vida y las turbulencias del amor. El dolor más fuerte es el de quedarse sentado. Nos vamos a poder mirar siempre pero capaz nunca lleguemos a comprendernos. 
Como dueño de la palabra, testigo de mis sentimientos, dueño de mis hechos y de la fuerza del dinamismo que tal vez un poco me aplastó, hoy te cuento con raro de dolor que ya nada es lo mismo, lo denomino dinamismo.
¿Para qué escribo? Para leerme. Estoy aprendiendo a aceptarme como quien no quiere la cosa. ¿Sabés lo que cuesta ser yo? ¿Sabés lo que cuesta desilusionarse y darse cuenta que todo se movió y a veces, uno no lo quiere aceptar? Pero no, eso no frena al tren, ese que se descarrila y encuentra caminos que por ciego no quiere ver, que por miedo los tapa con el pulgar.
No estoy loco ni tampoco soy difícil. Tengo de malo mi bondad y la necesidad de encontrar la respuesta a todo. No quiero bajar los brazos ¿sabés por qué? Porque nunca lo hice. Se me habrán cansado pero acá están de nuevo arriba tomando la energía del Sol.
Confieso también la dificultad de plantearme las cosas, de golpearme la cabeza con mi realidad y sentir en ese puto esquema, a mi verdadero yo.
Hoy respiro melancolía con una mezcla de felicidad de saber que no es solo un nuevo día sino también la oportunidad de encontrarme en el camino, saludarme y contemplar lo que fue y, con el corazón en la mano, cual poeta frustrado, escribir acá sentado, escribirme una vez más.

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