jueves, 5 de enero de 2012

Si no costara, no sé si tendría el mismo valor

Cómo cuesta crecer. tomar decisiones, hacerse cargo de las cosas, dejar momentos para vivir otros nuevos, darse cuenta de los errores, darse cuenta de los propios gustos hasta de las propias limitaciones.
Cómo duele ver y sentir que no se puede hacer nada, cómo cuesta dejar de llorar y seguir los nuevos caminos, darse por vencido para saber que uno sigue vivo y resucitar en ese suspiro para volver a estar contento.

Cómo cuesta. Cómo duele.

Esas reacciones, esos miedos, esas verdades, esos temores, esa incomodidad, esas palabras, esos momentos, esos abrazos, esas caricias, esas sonrisas, esos llantos, esas rarezas, esas realidades, ese malestar, esas personas, estos crecimientos y estas realidades.

Todo cuesta. Todo apesta cuando cuesta.

Y esas frases de canciones que encontramos, que nos resumen los sentimientos como si estos tuvieran algún tipo de definición:

"La sensación de estar colgado de un avión que está a un segundo de arribar, que está a un segundo de estrellar, que es un milagro despertar. Saber que nada es para siempre y hoy... Desafiar a las leyes de la gravedad, sólo reírme hasta verme flotar. No me creo que todo haya ido tan mal. Prueba el efecto de resucitar... (8) FITO PAEZ"

Y porque no me quiero detener, sigo creciendo. Y porque sé que me puedo equivocar, sigo creciendo. Y porque todavía duele, sigo creciendo.





No hay comentarios: