lunes, 1 de agosto de 2011

La sombra inclinada


La sombra inclinada.


¡Qué impresionante salir al jardín y verla ahí, inclinada como ninguna, atrevida, asimétrica a las demás! Todas las otras sombras la miran recelosas pero no, ella no se inmuta. Muchos le echan la culpa al Sol: “a ella la ilumina diferente”. “¿A ella? – Pregunto yo – El Sol no ilumina a las sombras. Solo ellas se reflejan con cierto miedo a la gran estrella de fuego en el cielo". Y ahí me puse a pensar… Esta no tiene el mismo miedo que las demás. Está inclinada para el otro lado, ¡quiere mostrarse!
                Y la sombra seguía ahí, rebelde sin causa. No me acuerdo la sombra de qué objeto era. Sinceramente, pienso que muchos recuerdan actitudes pero no al que las hace. Era la rebeldía la diferencia y la que se hacía notar.
                Al otro día me levanté ilusionado y corrí hasta el jardín. Quería volver a verla. Pero no, el día estaba nublado y, por lo tanto, la sombra no estaba reflejada. Pero les juro, esa actitud única de mostrarse diferente, de enfrentarse al Sol, de querer cambiar la perfección de la naturaleza; me inspiró. Solo ocultándose, la bola de fuego pudo apagarla. Pero bien que le costó no aparecer en todo el día por miedo a que el reflejo de la sombra cambiara los verdaderos valores naturales. Aunque… pensándolo bien, esos cambios son los que muestran perfección y avance. Tal vez me anime. Tal vez, algún día…

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